Hablar con tres generaciones de la familia Behm sobre retribuir es una clara demostración de la importancia de valores fuertes y buenos modelos a seguir en el desarrollo de un compromiso con la filantropía. Luella Behm creció en una granja cerca de Atwater, una de tres hijos. Ella experimentó tanto la privación de la Depresión como el éxito de la operación agrícola que compartió con su esposo Marvin. El centro de su vida fue la Iglesia Luterana de St. John. Luella es generosa con sus contribuciones financieras, pero también con su tiempo, señalando que hay “algo en mi corazón para dar”.
Sus valores fueron transmitidos a sus hijos. Decir que el hijo de Luella, Ken, y su esposa Alix son ciudadanos comunitarios activos sería quedarse corto. Entre los dos, han servido en al menos 12 juntas directivas y dedican cientos de horas a su iglesia, Redeemer Lutheran. También dan un cierto porcentaje de sus ingresos a la iglesia creyendo que han sido bendecidos y que cuanto más uno da y participa, más regresa.
Los tres hijos de Ken y Alix continúan con esos mismos valores. Su hija Laura y su esposo Dion y sus hijos Christopher y Matt junto con sus esposas Brenda y Teresa han estado activos en varias organizaciones profesionales y cívicas. Laura y Dion han compartido aún más sus espíritus generosos al brindar cuidado de crianza temporal a dos niños que ahora planean adoptar. Las comunidades del centro de Minnesota se enriquecen con generaciones de familias como los Behm.